Por Federico Müggenburg
1.- El significado y la trascendencia de
las elecciones de 2015, implican: la visión de largo plazo en el proceso de la
transición nacional, el análisis de coyuntura del 2015 y una visión
prospectiva. El cambio histórico implica a su vez: Un cambio en el modelo
económico, con sus respectivas características: ser abierto, con economía de
mercado social y moralmente aceptable, aumento del producto interno bruto y
aumento del empleo. También un cambio en el modelo político, logrando que sea
democrático, con vigencia del estado de derecho, con unas oportunidades de
trabajo dignas (otras la han llamado decente) y son el puesto asegurado según
las leyes vigentes y la aplicación de los despidos, según la ley del Seguro
Social. Y tercero: un gran consenso social. Que implica instituciones fuertes y
permanentes, que incluyan los derechos de las minorías de cualquier tipo y que
den oportunidades de desarrollo humano con una gran capacidad de movilidad
social. Consideremos ahora el proceso en sus últimos treinta años: El antiguo
régimen autoritario con su modelo basado en el “nacionalismo revolucionario”,
con su característica bipolar, el poder en manos del presidente y su partido de
la “familia revolucionaria”, a base de consignas, control y represión, sobre
todo de los medios de comunicación masiva. Logrando así contener a la oposición
que solo participa con frases más o menos sonoras, pero sin ningún efecto en el
votante.
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