Federico
Müggenburg
Pocas
veces una misma persona realiza dos veces el paradigma de la decadencia de
Occidente, como le ha ocurrido a un hombre que habiendo sido consagrado
sacerdote y obispo, con el sacramento del orden que imprime carácter, es decir,
no se puede borrar, y luego es suspendido “a divinis” de su ministerio, por
violar el canon sagrado y después habiendo sido electo presidente de un país,
fue depuesto por inepto, por su propio poder legislativo a través de
procedimientos jurídicos, que aceptó, según explicó, para evitar la guerra
civil y el derramamiento de sangre.
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Publicado en: www.cepos.org.mx el 9 julio 2012