13 de julio de 2012

De Obispo suspendido a Presidente destituido


Federico Müggenburg

Pocas veces una misma persona realiza dos veces el paradigma de la decadencia de Occidente, como le ha ocurrido a un hombre que habiendo sido consagrado sacerdote y obispo, con el sacramento del orden que imprime carácter, es decir, no se puede borrar, y luego es suspendido “a divinis” de su ministerio, por violar el canon sagrado y después habiendo sido electo presidente de un país, fue depuesto por inepto, por su propio poder legislativo a través de procedimientos jurídicos, que aceptó, según explicó, para evitar la guerra civil y el derramamiento de sangre.

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Publicado en: www.cepos.org.mx el 9 julio 2012