Federico Müggenburg
La vieja reflexión que
explica cómo si Kafka hubiera nacido en México nunca hubiera sido un escritor
surrealista, sino un escritor costumbrista, permite ir constatando
acontecimientos que verdaderamente se encuadran en lo señalado. “La PGR exonera
a Humberto Moreira”, encabezó un diario de alta circulación. El fraude a los
contribuyentes del Estado de Coahuila, que ha sido probado, no es imputable al
que fuera gobernador. Esto se parece a otras andanzas del pasado, por ejemplo:
Arturo Montiel nunca se enriqueció ilícitamente; Raúl Salinas nunca ordenó
matar a nadie; Miguel De la Madrid no estaba capacitado para declarar sobre
Carlos Salinas, pero sí lo estaba para decir que no lo estaba (sic); nunca hubo
autor intelectual en el asesinato de Colosio y tampoco en el de Alvaro Obregón.
Parece que todas estas cosas ocurren por casualidad, por azares de la vida, a
nadie se le pueden atribuir las causas. Se trata de una nueva manera de
explicar la realidad. Sólo hay efectos que no tienen causas. Es una fantástica
nueva escuela sofista emparentada con la “filosofía de la náusea” de Sartre, o
la “filosofía de la deconstrucción” de Derridá. Por cierto lo mas cercano al
nihilismo.
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Publicado en www.cepos.org.mx
el 3 diciembre 2012