Federico Müggenburg
El asesinato de Luis Donaldo Colosio, ocurrido el 24 de
marzo de 1994, quedó envuelto en un profundo misterio jurídico, que raya en el
surrealismo, ya que a pesar de haber tenido cuatro Fiscales Especiales (Miguel
Montes, Olga Islas, Pablo Chapa y Luis Raúl González), nunca convencieron a los familiares, amigos y la inmensa
mayoría de los ciudadanos. La presencia de varios personajes con el apellido
Aburto, llamaron siempre la atención. Aburto (I), identificado con quien
disparó el arma sobre la cabeza de Colosio, e incluso “ayudó” a subirlo a la
camioneta que lo transportó al hospital dándole otro disparo en el cuerpo. Con
su chamarra manchada de sangre, se
alejó lentamente, pasando a
Estados Unidos, en donde cambió su identidad, habiendo sido señalado como
agente del CISEN. Aburto (II), con el pelo recién cortado -parecido pero
diferente al primero- interrogado de noche, en una playa de Tijuana por el
gobernador de Sonora, Manlio Fabio Beltrones, sin facultades ni atribución
alguna para ello. Al día siguiente fue transportado en vuelo especial a la
ciudad de México, en el que venían cinco pasajeros: piloto, copiloto, Aburto,
Beltrones y el Dr. Ramón de la Fuente Jr. Y finalmente Aburto (III), el “asesino solitario”,
quien purga físicamente la pena en la cárcel desde hace 18 años. Enorme
misterio, jurídicamente ¡resuelto!
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Publicado en: www.cepos.org.mx el 20 agosto 2012.