Los países mediterráneos de
Europa, Italia, Francia y España sufren un gran diferendo, quizá menor del que
sufre Grecia con la potencia Alemana, en lo económico y lo político. Y no es
por las concepciones ideológicas de sus posiciones en el Parlamento Europeo o
por las coaliciones de partidos nacionales asociados en las centrales más
importantes de la Unión Europea. El choque está causado por la crisis de la Unión
Europea, que fundó su prosperidad en un crecimiento económico sin límites, en
un intento por competir con la riqueza y el crecimiento económico de los
Estados Unidos, a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial.
El poder adquisitivo de las monedas tenía
como referencia el Patrón oro-dólar que los triunfadores de la guerra acordaron
establecer en Breton Woods, casi en paralelo con los Acuerdos de Yalta, de los
que quedó fuera Francia y eso provocó en el futuro la enemistad de De Gaulle
con Kennedy. Cuando los eurodólares (nada tiene que ver con el nombre de la
moneda europea actual) inundaron Europa, De Gaulle exigió el respaldo en oro
para los billetes y los americanos le dijeron, NO.
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Noviembre 2013
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