Federico Müggenburg
Al cumplir su primer año
como presidente de México, Enrique peña Nieto sufre varias calamidades políticas
y personales. Aún en su propio partido la unidad no está funcionando como sería
de desear y menos en el intento de conformar un “Pacto” con las principales
fuerzas opositoras en el país, expresadas en la izquierda perredista y la
derecha panista, que también están fracturadas.
La secuencia de reformas jurídicas o
constitucionales, que van de la reforma laboral (terminó en rechazo por parte
de sindicatos de la izquierda); la reforma educativa (terminó en rectoría del
estado); la reforma de telecomunicaciones (terminó en pagarle los favores a las
dos grandes televisoras por la elección presidencial); la reforma fiscal (causó
el disgusto de los empresarios y los contribuyentes de estratos medios. De los
más pobres no se acordaron, ahí se acumula todo el efecto final); la reforma
política (que está en veremos porque afecta a muchos que quieren ser candidatos
electorales) y la reforma energética (por aprobarse en estos días con gran
beneplácito de las transnacionales extractoras y refinadoras de petróleo y gas).
Leer más aquí.
Publicado en
www.cepos.org.mx el 9 diciembre 2013.